Sin techo ni ley (1985)

En contra de lo que supone el vigor de su juventud —distanciada y arrastrada por todas partes a la intemperie de un frío invierno— ella quiere ir más allá y experimentar lo que parece ser una libertad social, desinhibida, fuera del engranaje de la masa de humanidad. Como el vagabundo y el sintecho de su escueta historia, protagonizada y matizada a la perfección por Sandrine Bonnaire, Mona hace de Vagabond un misterio con un posible sinnúmero de motivos que podría haberla llevado al borde del abismo a la vez que resplandece con tanta determinación y tanto vigor que al final no se encaja nada de nada. Independientemente de la forma en que viva una persona cualquiera, nadie podría decir que se merece una muerte tan fatídica —casi inevitable— aunque por la construcción de su trama Vagabond supone esto como una de las muchas explicaciones de la vida de esta joven.

Muerta en el fondo de una zanja agrícola, cubierta de barro, polvo, y escarcha, Mona acaba sus peripecias al comienzo de la historia antes de que empiecen —y Vagabond, con un solo desplazamiento por la cronología, empieza otra vez desde un punto días o semanas antes (suponemos, dado que no se especifica cuánto dura su recorrido por la vida hasta la muerte). La ubicación ostensible de esta etapa de su vida es Nimes, donde puede hacer bastante frío como para inducirle a cualquiera a ganarse la vida como si fuera un asunto acuciante —y para Mona es así en realidad, y ya no hay marcha atrás aun si quisiera que fuese así.

Siguiendo un estilo documentalista con unas cuantas entrevistas de quienes han ido conociendo a Mona a lo largo de su historia, Agnès Varda le añade a su película no solo interés sino autenticidad, lo cual aumenta el misterio del personaje de Mona. Lo cierto es que ésta no siente ningún motivo para elaborar las razones por las que ha llegado a vagabundear, apresurándose solo para seguir siendo una tal vagabunda, y durante los pocos momentos en que se pone a revelarse no va más allá de un defensivo hilo de hechos y comentarios que ocultan toda la verdad. Quizá sea la única vía abierta, o el resultado de una decisión tomada in extremis, o pura insensatez y autodestrucción.

En todo caso, cabe mencionar que si no fuera por lo que denominaría una especie de distanciamiento humano —en otras palabras, por lo encerrada e impenetrable que es la personalidad de Mona— diría que la película es por lo menos exitosa, por no decir intensamente cautivadora. Pero con esas pocas faltas me gustaría ser más reacio e incierto…de todas maneras, una película que seguro que merece la pena ver.