¿Apple o Microsoft?

Si me limito a decir la verdad y toda la verdad (como en los tribunales, ¿sabes?) tendré que confesar que lo que sé sobre los ordenadores y todo lo demás, es decir, la informática y la tecnología, es a fin de cuentas muy poco. Entiendo todo lo relacionado con el funcionamiento básico de un ordenador, y también sus aplicaciones y todo lo que le atañe a un usuario normal y un pelín ignorante en un sentido tecnológico, ya que lo que subyace toda esa maquinaria, cómo funciona y cuáles son los componentes intrincados que contribuyen a que funcione la cosa –hablando de todo esto me quedo en blanco. Pero bueno, tampoco se me exige como escritor y traductor un profundo conocimiento de todo esto.

Por lo tanto, si me veo obligado a hablar de los ordenadores, o incluso si se me propone comparar dos modelos de la misma máquina, me tendré que esforzar por hablar del más mínimo detalle relevante –a menos que yo tenga la opción de realizar algo de investigación al respecto. Por supuesto que todo esto supone que no habré tenido tiempo para hincar los codos un poco para prepararme, con lo cual quizás podría arrojar más luz sobre el tema. Pero si no, no me viene bien como cosa natural e innata.

Aun así, te preguntas, me he empeñado en llegar hasta este punto del texto explicando muy poco sobre lo que se supone que se me pregunta: una comparación entre los dos modelos mencionados. Teniendo esto en cuenta, voy a cortar por lo sano para finiquitar lo que viene siendo un poco corto como respuesta. Me gusta –y por lo tanto prefiero— Apple, simplemente porque es lo que tengo y lo que llevo más tiempo utilizando como usuario y consumidor. Dicho esto, no tengo nada en contra de Microsoft y, es más, utilizo algunas de sus aplicaciones de manera fiel y consistente, por ejemplo Microsoft Office, aunque no hago uso de su sistema operativo.

De todos modos, quiero que quede claro que nunca he tenido prejuicios respecto a la tecnología. Al contrario, con lo que me encuentro en mi día a día es con una abundancia impresionante de sistemas operativos, aplicaciones y oportunidades de ampliar mis conocimientos profesionales. La vida jamás me ha parecido más repleta de conveniencia.